La palabra "vegetal" deriva de una palabra latina que significa capaz de vivir o crecer, vigorosamente, y lleno de vida. En consonancia con sus nombres, los vegetales y las algas marinas (que son los vegetales del mar) proporcionan un espectro completo de vitaminas y minerales que necesitamos para vivir y crecer con buena salud.
Los vegetales proporcionan a la dieta macrobiótica muchos colores, sabores y texturas. Cortados de forma diferente y cocinados de distintas maneras añaden frescura y aligeran los platos que contienen cereales integrales.
Los mejores son los vegetales cultivados en casa, son frescos, llenos de aroma, y libres de fertilizantes o pesticidas sintéticos. Aunque para aquellos que no tienen la suerte de tener su propio huerto, los mejores vegetales que pueden conseguir son los ecológicos cultivados en la misma zona geográfica, o al menos una zona con el mismo clima. En la temporada pueden prepararse de innumerables formas, tanto cocinados como frescos. Cuando es abundante la cosecha doméstica o local, los vegetales pueden secarse, almacenarse en un lugar fresco para usarlos en invierno.
En invierno, los vegetales veraniegos como pepinos o tomates, que provienen de zonas cálidas, pierden su aroma natural en el lugar de destino más frío, están fuera de la estación y por tanto en discordancia con las necesidades fisiológicas locales. Es mejor comprar vegetales como la calabaza de invierno, coles, y tubérculos, más adaptados al clima frío, o almacenar los locales para su uso durante los meses de invierno.
Hay más de un centenar de vegetales comestibles, muchos de los cuales están incluidos en los tres grupos principales de vegetales recomendados por la dieta macrobiótica:
(Fuente: "El libro de la macrobiótica" de Michio kushi, editorial EDAF)
Los vegetales proporcionan a la dieta macrobiótica muchos colores, sabores y texturas. Cortados de forma diferente y cocinados de distintas maneras añaden frescura y aligeran los platos que contienen cereales integrales.
Los mejores son los vegetales cultivados en casa, son frescos, llenos de aroma, y libres de fertilizantes o pesticidas sintéticos. Aunque para aquellos que no tienen la suerte de tener su propio huerto, los mejores vegetales que pueden conseguir son los ecológicos cultivados en la misma zona geográfica, o al menos una zona con el mismo clima. En la temporada pueden prepararse de innumerables formas, tanto cocinados como frescos. Cuando es abundante la cosecha doméstica o local, los vegetales pueden secarse, almacenarse en un lugar fresco para usarlos en invierno.
En invierno, los vegetales veraniegos como pepinos o tomates, que provienen de zonas cálidas, pierden su aroma natural en el lugar de destino más frío, están fuera de la estación y por tanto en discordancia con las necesidades fisiológicas locales. Es mejor comprar vegetales como la calabaza de invierno, coles, y tubérculos, más adaptados al clima frío, o almacenar los locales para su uso durante los meses de invierno.
Hay más de un centenar de vegetales comestibles, muchos de los cuales están incluidos en los tres grupos principales de vegetales recomendados por la dieta macrobiótica:
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