sábado, 1 de octubre de 2011

La cocina según las estaciones del año

La cocina según las estaciones del año.

En la cocina macrobiótica se tiene muy en cuenta cómo adaptar nuestros menús a cada estación del año. La razón es que cada una nos somete a unas condiciones energéticas (de presión atmosférica, temperatura, humedad, luz) especiales y si nosotros somos capaces de fluir con ellas y armonizar nuestro cuerpo con el ambiente vamos a sentirnos mucho mejor, a ser más resistentes a enfermedades de ajuste temporal, y a tener mucha más energía.

En la medicina oriental, de la cual toma su base teórica la macrobiótica, se considera que en cada estación hay una energía que predomina en la naturaleza (que tiene unas cualidades de dirección, temperatura...), un par de órganos que se activan en el cuerpo tomando funciones adicionales a las que normalmente hacen durante el resto del año, un sabor y un color que estimulan esos organos en su buen funcionamiento y que en exceso los desequilibran. Cuando nuestros órganos están en equilibrio nuestras emociones también lo están, así nos sentiremos bien no sólo físicamente sino con buen ánimo, alegría, coraje y capacidades positivas como el buen discernimiento y la fuerza de voluntad entre otras.

Así la madre Naturaleza nos ofrece en la huerta para cada estación las verduras y frutas que ayudan a nuestro cuerpo a equilibrarse más armónicamente con el ambiente y que además ayudan a nuestros órganos principales a funcionar correctamente. Esto es lo que llamamos vivir en armonía con el entorno, por eso en la macrobiótica hacemos tanto hincapié en que se consuman verduras y frutas locales y de la estación.


Veamos algunas recomendaciones generales:


Verano Tardío

En la filosofía oriental contamos con esta estación en el año, que se ubica después del verano y antes del otoño. Podemos distinguirla del verano porque aunque todavía hace calor las temperaturas descienden, empiezan a refrescar las noches, los días se hacen más cortos e incluso caen las primeras lluvias. Normalmente comienza a principios de septiembre y termina a mediados de octubre (o un poco antes o un poco después). Es importante recalcar que en la medicina oriental las estaciones no empiezan ni terminan según un día especial del calendario, las ubicamos según la climatología, según los cambios que notamos por eso cada año pueden variar un poco en su duración o su comienzo.

En el verano tardío toda la naturaleza se calma de la vibración tan grande del verano, las verduras de la huerta echan sus últimos frutos de la temporada, que suelen ser los más dulces pues han acumulado todas las horas de sol de la estación anterior. Nos referimos a uvas, higos, melones y calabazas de verano por ejemplo. Los campos se vuelven más dorados y empiezan a marronear algunas plantas, que aunque aún no han perdido sus hojas están en su camino hacia el otoño.


Nuestras emociones también se calman, empezamos la vida después de las vacaciones, más centrados, con nuevos proyectos para el nuevo curso que comienza, y con menos ganas de salir y hacer excesos tanto en horarios como de placeres culinarios. Es el momento de retomar la vida más ordenada.

La energía de esta estación tiene el nombre de Energía Tierra. El color del verano tardío es el amarillo y el sabor es el dulce natural. Los órganos principales son el estómago y la pareja del bazo-páncreas. Nuestro objetivo energético a conseguir con la comida es relajarnos, centrarnos y empezar a calentarnos para preparar nuestro cuerpo a los cambios más bruscos de temperatura que se avecinan con el otoño.

Así planificaremos unas comidas que aumenten la energía tierra de nuestro cuerpo, con sabores más dulces y colores más amarillos, facilitando el trabajo de nuestros órganos. Evitaremos por supuesto lo que daña especialmente estos órganos. Por ejemplo algunas recomendaciones para adaptar nuestros menús son usar un poco más de fuego y sal en la cocina, menos cantidad de ensaladas y frutas crudas, menos cantidad de aceite crudo que enfría mucho el cuerpo, más compotas dulces de frutas y verduras, dando a nuestros platos un sabor más dulzón con las verduras de la estación. Haremos purés dulces de calabazas y boniatos, guisos de legumbres con castañas dulces y por supuesto el mijo, el rey de los cereales en el verano tardío.

Otoño

El otoño es la estación que sigue al verano tardío. Las temperaturas bajan bruscamente, comienzan los fríos y las lluvias, aumenta la humedad en el ambiente y las horas de luz disminuyen. Toda la naturaleza se aquieta y empieza a recogerse: muchos árboles pierden sus hojas, las plantas crecen más lentamente, los animales tienen menos actividad, la noche llega antes y con ella la calma.

Si estamos en armonía con el entorno también nosotros empezamos a sentir una mayor necesidad de recogimiento e interiorización. Hay que ir preparando el cuerpo para los fríos más intensos del año, que llegarán con el invierno.

La energía predominante en el ambiente es la Energía Metal, el color es el blanco y el sabor el picante. Los órganos principales de la estación son los pulmones y el intestino grueso.

El objetivo energético del otoño es reforzar y remineralizar el cuerpo, para que pueda resistir bien el cambio a la estación más fría del año.

Algunas de las recomendaciones aquí son dar un toque especial de energía metal a nuestros menús. Con verduras de la estación como los rabanitos y los nabos, que son blancos, y otras verduras de raíces que nos ayudarán a ir cerrando nuestro cuerpo y guardando nuestro calor. Usaremos más cantidad de fuego en los platos, un poco más de condimentos salados y picantes para realzarlos, insistiremos en las algas, y por supuesto daremos prioridad al rey de los cereales en el otoño que es el arroz integral.

Invierno

El invierno es la estación más fría del año. Toda la naturaleza está en profunda interiorización, es el momento de hibernar de algunas especies animales, las plantas crecen muy lentamente, los árboles de hoja caduca han perdido todas sus hojas. Los días tienen las noches más largas y muy pocas horas de luz. Todo duerme, en apariencia. En realidad hay una profunda actividad, en el interior: las plantas y los animales están reponiendo reservas para la enorme energía que supone la explosión de vida y color que es la primavera.

Si danzamos el baile de la naturaleza esta será la estación del año en que más durmamos, menos ganas tengamos de salir y relacionarnos, nos volvamos más caseros, más en nuestras cosas, en nuestros proyectos, nuestro trabajo y nuestra familia. Es la estación para el recogimiento.

La energía predominante en el invierno es la Energía Agua, el color es el azul marino y el sabor el salado. Nuestros órganos predominantes son los riñones y vejiga junto con el aparato reproductor. Nuestro objetivo energético a conseguir con la cocina es nutrir y remineralizar el cuerpo.

Es el momento de reponer nuestras reservas de nutrientes, de minerales y de grasas, que nos ayudarán a soportar los fríos más intensos del año. Por eso es la estación del año en que más comemos, con más platos densos y calientes. Algunas recomendaciones para adaptar nuestra cocina al invierno es aumentar la cantidad de fuego empleada en cocinar nuestros platos, y la cantidad de sal o condimentos salados. Comer mayor cantidad e algas, usar las verduras de la estación con preferencia las de raíz, que nos calentarán en profundidad y evitar aquellos alimentos que dañan nuestros riñones. El rey de los cereales en esta estación es el trigo sarraceno.

Primavera

La primavera es la estación del año en la que todo estalla en una explosión de vida exuberante. Las plantas crecen muy rápido cubriendo de verde zonas aparentemente muertas, las flores visten los campos de colorido, los animales salen de su quietud para poblar los campos de bichitos, insectos, animalitos, es la estación de la cría, de la reproducción. Los días se alargan y el frío cesa para dejar paso al sol y sus bondades.

Si estamos en armonía con esta estación sentiremos que también nosotros recuperamos una energía especial, una vitalidad más grande. Tenemos más ganas de salir y divertirnos, hacer la limpieza general de la casa, poner en orden asuntos y nos volvemos más activos.

La energía predominante en la naturaleza es la Energía Árbol, el sabor es el ácido y el color el verde limón. Nuestros órganos más activos son el hígado y la vesícula biliar. El objetivo energético a conseguir con la cocina es activar y depurar el cuerpo.

Es el momento de librarse de esos kilos de más acumulados durante el invierno, aligerar nuestro cuerpo y enfriarlo ligeramente para sentirnos mejor con los calores que empiezan a llegar. Algunas recomendaciones para conseguirlo son cocinar con menos grasas, sal y fuego, aumentar la cantidad de ensaladas frescas en nuestros platos, usar estilos de cocción más dinámicos como los salteados cortos y la plancha. Y por supuesto dar un toque ácido a nuestros platos con hierbas frescas, cítricos, y otros condimentos especiales. Los reyes de los cereales en esta estación son el trigo y la cebada, por su efecto depurativo y enfriante.


Verano

El verano es la estación del año en la que la energía llega a su máxima espansión, para luego empezar a declinar. La fuerte energía ascendente de la primavera, que ha llenado la naturaleza de colorido y de vida, comienza a calmarse. A finales de junio los días empiezan a acortarse.

Nosotros nos armonizamos con el medio ambiente relajándonos y calmándonos. Seguimos activos, pues los días son largos y la luz y el calor favorecen un ánimo alegre y las ganas de salir y disfrutar del mar y las actividades al aire libre. Sin embargo es un tipo de actividad más distendida. Al mismo tiempo, las frescas noches veraniegas unidas a las vacaciones, se prestan a reuniones y celebraciones, contribuyendo a ese ambiente festivo y relajado del verano.

La energía predominante en la naturaleza es la Energía Fuego. El color del verano es el rojo y el sabor el amargo. Los órganos predominantes en esta estación son el corazón y el intestino delgado. El objetivo energético a conseguir con la cocina es enfriar, abrir y relajar nuestro cuerpo para poder sobrellevar el calor extremo propio de la estación.

Así algunas recomendaciones aquí son usar alimentos más frescos y menos cocinados, con menos sal, menos fuego y más agua. Aumentar la ración de ensalada, usar hierbas aromáticas frescas y más fruta cruda que en la estación es abundante. Disminuir la porción de proteínas de nuestro menú (por hacer las digestiones más pesadas y aportar calor). Por supuesto no olvidarnos de dar un toque amargo a nuestros platos con verduras y condimentos. El rey de los cereales en esta estación es el maíz.


NOTA: Todas las indicaciones apuntadas en esta breve entrada son ampliamente desarrolladas en nuestro curso "Cocina energética y natural estacional". Dónde podrás aprender en detalle las funciones de los nutrientes en el cuerpo, en qué alimentos están los nutrientes de mejor calidad, cómo elaborar menús equilibrados y organizar el menú semanal, y además comprender en detalle las cualidades del yin-yang, cómo adaptar los menús a cada estación, qué verduras y condimentos son propios de cada estación, cuáles son las funciones principales de los órganos predomianantes en cada estación, qué significa en el plano emocional tener los órganos en equilibrio y en desequilibrio ¡y mucho más!