miércoles, 4 de junio de 2008

Las algas

Las algas son vegetales marinos. En la cocina de nuestro tiempo son ampliamente usados como aditivos en gran cantidad de alimentos preparados, desde los helados y púdines hasta los arreglos para postres, quesos y pan. De hecho, cualquier comida que utilice espesantes o estabilizantes probablemente contenga carragenina, algina o agar; todos son extractos de vegetales marinos. Sin embargo comer vegetales marinos en forma de aditivos está a mucha distancia de comerlos directamente del mar.

Durante siglos muchas culturas a lo largo del largo y ancho mundo han utilizado las algas en su dieta. Chinos, irlandeses, británicos, islandeses, canadienses, japoneses, nativos de América del sur, hawayanos, coreanos, rusos, esquimales y surafricanos son algunos de los pueblos que han consumido tradicionalmente vegetales marinos.

Evolutivamente son los vegetales más antiguos, por lo que la asimilación de sus nutrientes es excelente. Figuran entre los productos de la naturaleza más ricos en hierro y calcio. También son importantes las cantidades que presentan de vitaminas, proteínas, enzimas y de prácticamente todos los oligoelementos: yodo, magnesio, azufre, cloro, manganeso, silicio, cobre, zinc, níquel, molibdeno, plata, cromo..., de tal forma que consumiendo regularmente algas estamos haciendo una verdadera oligoterapia.

Por ser alimentos muy concentrados no deben consumirse en grandes cantidades. El consumo de entre 5-10 gr. de algas secas por día nos proporciona un aporte suficiente de minerales y vitaminas.

Entre las propiedades de las algas podemos citar:
  • Remineralizantes.
  • Estimulantes del metabolismo.
  • Regulan y equilibran los riñones y la circulación sanguínea.
  • Ayudan a eliminar líquidos.
  • Alcalinizantes.
  • Ayudan a eliminar purinas procedentes de los alimentos protéicos animales.
  • Poseen agentes capaces de reducir la absorción de elementos radioactivos y metales pesados del cuerpo. El yodo natural que contienen puede eliminar el yodo radioactivo absorbido por la glándula tiroides. (muy adecuadas cuando se recibe un tratamiento de quimioterapia).
  • Desde el punto de vista energético las algas nos hacen más flexibles, adaptables, potencian nuestro poder regenerativo y recuperan la memoria antigua y primitiva. Los vegetales marinos tienen un efecto frío y seco en el cuerpo, naturaleza que puede ser transformada con los estilos de cocción.
Las algas se utilizan como alimento, pero también como complemento para reforzar el esqueleto, uñas y pelo; para tratar problemas cardiovasculares; para adelgazar; para mejorar la circulación sanguínea; en problemas hormonales; para bajar el colesterol, para ayudar a eliminar tumores; en las anemias; en la osteoporosis; en el hiporiroidismo; para ayudar en procesos de desintoxicación...

Las personas muy "secas", que padecen taquicardias, con muchas pulsaciones, y las que están tomando yodo o tienen hipertiroidismo, deberían controlar su ingestión. Por su alto contenido en sodio, las personas hipertensas o con problemas de corazón deberían utilizarlas en poca cantidad y mejor tostadas para que se evapore parte del yodo.

Además de su extraordinario valor nutritivo, las algas bien cocinadas son muy sabrosas y realzan nuestras comidas. En un país como España podemos comer algas regularmente, pues disponemos de una costa extensa y a la vez que consumimos pescado podemos acompañarlo de su natural acompañamiento. A la hora de comprar algas, las mejores disponibles son las japonesas y las de la costa de Bretaña, pues son recogidas y cultivadas en mares con poca contaminación.

Relativo al uso de la sal marina (o salsa de soja, umeboshi, etc.), es importante notar que mientras que las algas marinas viven dentro de un ambiente salado, absorben realmente muy poco de esa sal. Las células de las algas mantienen un equilibrio osmótico con su ambiente. Así que no dudes en añadir sazonadores a los platos de algas, recordando que mientras una dieta sumamente salada puede ser perjudicial, igualmente una dieta baja en sal!

Las algas más utilizadas en la dieta macrobiótica son:

Wakame: de color verde oscuro y sabor suave, son principalmente utilizadas en sopas o cocinadas junto con otros vegetales. Son muy ricas en calcio y otros minerales, y son las más ricas en vitaminas del grupo B. Activan la circulación y ayudan a equilibrar el sistema nervioso.

Preparación: Pueden comerse cocinadas o crudas. Resultan especialmente sabrosas en la sopa de miso, o también cuando se remojan en zumo de naranja con un poco de jengibre fresco rallado y unas gotas de salsa de soja. (de esta manera son muy apropiadas para acompañar platos de pescado o fritos). Cantidad recomendada: un trozo de unos 10cm por cada litro de agua, o una c.s. troceada y seca por persona.

Kombu: de color verde oscuro y textura dura. Son las más ricas en yodo. Contienen ácido algínico muy beneficioso para los intestinos irritados. Ayudan a eliminar tóxicos intestinales. Por el ácido glutámico que contienen ablandan la fibra de las legumbres (quedando más tiernas y digestibles, y evitan la formación de gases intestinales).

Preparación: se utilizan en caldos y potajes, especialmente de legumbres. Son muy duras y es necesario remojarlas entre 25-30 min y cocinarlas al menos 30-45 min o más). Basta con tomar el caldo donde han cocido para beneficiarse de sus propiedades. Cantidad: un trozo de unos 10cm por cada litro de agua.

Nori: Las algas nori que se compran normalmente son un aglomerado prensado de partículas de este alga. Su aspecto es de hoja cuadrada de color oscuro o morado. Están muy de moda porque se usan para hacer sushi. Tienen una gran cantidad de vitamina A, muy útil para el fortalecimiento de la piel y las mucosas, y son muy ricas en proteínas y en vitamina B12, y calcio, hierro, potasio, vitamina C y del grupo B entre otras.

Preparación: estas láminas se tuestan en el fuego o la sartén hasta que su color sea verde brillante. Luego se trocean para añadir a las verduras, a los arroces o a las sopas. Su sabor es suave, entre pescado y marisco.

Arame: su color es negro y se presenta en hilitos. Son muy ricas en hierro y calcio. Son muy adecuadas para personas mayores y niños por su bajo contenido en sodio y su suave sabor. Dan elasticidad al sistema cardiovascular y ayudan a recuperar la anemia.

Preparación: se remojan durante 10-15 min. Se escurren y ya se pueden añadir a la ensalada. También se pueden rehogar con un poco de aceite, unas gotas de salsa de soja o limón; también se pueden rehogar con otras verduras, o añadir a cualquier guiso con verduras, cereales o legumbres. Cantidad recomendada: una c.s. ya cocinada, por persona o una c.p. para los niños.

Hiziki: tienen un aspecto similar a las arame pero son más duras y fuertes. Son muy ricas en calcio (14 veces más que la leche) y en hierro, además contienen vitamina A, B2, niacina, B12 y ácido fólico. Muy útiles en las osteoporosis, para las madres gestantes y para los niños en edad de crecimiento. Evitan el encanecimiento prematuro del cabello.

Preparación: se remojan unos 15 min y luego se cuecen con agua que las cubra durante 25-30min, o hasta que estén tiernas. Se guardan en la nevera para añadir a los platos, a razón de una cucharada sopera por persona y comida. Se pueden usar en salteados, en guisos, en sopas, en potajes, en empanadillas entre otros.

Agar-agar: Al igual que el resto de las algas son ricas en minerales, pero menos que las otras, pues no se encuentran así en el mar, sino que son en realidad un preparado a partir de otras algas que son más duras y de sabor fuerte. Son muy útiles para ayudar a evacuar a intestinos delicados (como el de los niños).

Preparación: las agar-agar tienen sabor neutro. Se utilizan para hacer gelatinas (de frutas o de verduras, flanes...). Basta cocerlas unos 10 min en caldo de verduras o zumo hasta que se disuelvan totalmente. Al enfriarse (1h aprox) quedará una gelatina sólida.

Otras algas son: espagueti de mar, dulse, makabu, cochayuyo, ao-nori...

Ver Tablas de composición de los nutrientes de las algas marinas.

(Fuentes: "El equilibrio a través de la alimentación" de Olga Cuevas y "El libro de la macrobiótica" de Michio Kushi).

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