En enero de
2013, mi hija mayor Gema con 7 años de edad y sin previo aviso tuvo una
taquicardia, su corazoncito se puso a 200 ppm por un breve periodo de tiempo,
tal como vino, se fue y no le dimos mayor importancia. Al mes tuvo otra, luego
a los 15 días, cada semana, cada dos días… en septiembre se había convertido en
un problema serio que afectaba a su vida diaria.
Un día de
este septiembre la taquicardia no se le quitaba y tuvimos que acudir al
hospital, a los 33 minutos se la cortaron y nos informaron, se trata de una
taquicardia supraventricular, además le prescribieron medicación con
betabloqueantes.
Con la
medicación, las taquicardias cedieron, aunque vimos los efectos secundarios de
la medicación en nuestra hija, perdió vitalidad y empuje, incluso sus
profesores del cole lo notaron.
El paso
siguiente según su cardióloga era la operación, anestesia total, 4 horas y
básicamente, quemarle un trocito de corazón allí donde se supone que aparece el
impulso eléctrico que provoca la taquicardia y con unas garantías de éxito
relativas. Fecha prevista de la operación, 14 de enero de 2014.
Yo había
comenzado en septiembre el curso estacional de macrobiótica que organiza “La
Crisálida” en Sevilla y cuando en diciembre le conté a Mati, el caso de mi
hija, me propuso posponer la operación y tratar a Gema con macrobiótica durante
unos meses y ver qué pasaba.
En la consulta de Mati
estuvimos el 14 de enero y comenzamos con la nueva alimentación el 1 de
Febrero. La siguiente estadística refleja el número de taquicardias en cada mes
desde enero de 2014, el corazón rojo indica que esa taquicardia fue
especialmente larga en su duración y los rectángulos negros indican que hubo
varias en un mismo día.
La relación entre las taquicardias y la alimentación parece evidente, tras un año (2013) en el que el número de eventos está en permanente ascenso, de forma brusca y coincidiendo con el cambio de alimentación, empieza a descender hasta mayo, mes en el que no tuvo taquicardias y vemos que en enero tuvo 16, dos de larga duración, hubo 4 días con dos y un día con tres taquicardias. Además en enero estaba medicada, la medicación se la quitamos a mediados de febrero.
A
partir del cuarto mes de dieta, Gema empezó a revelarse y con la llegada de las
vacaciones de verano, decidimos aflojar y darle algunos caprichos, vemos como a
partir de junio comienza a tener alguna taquicardia más.
A la vuelta de las vacaciones, volvemos a llevar mejor el menú macrobiótico y en septiembre tan sólo ha tenido una. Por nuestra experiencia, tenemos muy clara la relación entre alimentación y enfermedad.
Estamos
tremendamente agradecidos a Mati y su hija por el maravilloso curso que han
montado en Sevilla, además es único en el sur de España, ahora vivimos el
problema de Gema con absoluta normalidad, pero no solo ella ha mejorado, todos
en casa hemos notado mejoras, por ejemplo mi otra hija curó su piel atópica y
la bronquitis de cada invierno no apareció este año, la macrobiótica forma ya
parte de nuestro estilo de vida y estamos encantados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario